Horco Molle es un umbral por el que nos asomamos a lo más puro de la biodiversidad tucumana. Los senderos nos regalan un paseo imperdible, rodeados por un verde que apabulla
EL REMANSO DEL AGUA. El espejo es relativamente nuevo. Los tronquitos en fila colaboran para que un paso en falso no termine en un chapuzón.
UN EXCELENTE EQUIPAMIENTO. Los prismáticos permiten apreciar las copas de los árboles, las especies que evitan el suelo y todos los detalles que suelen pasar inadvertidos, por más que elevemos la mirada.
NEPHILAS CLAVIPES. Es el nombre científico de la “araña de la seda dorada”. Están por todas partes en el Jardín. Estos son tres machos.
COPRINUS DISSEMINATUS. Es un hongo pequeño (no llega a sobrepasar los 3 centímetros) que crece formando racimos. No tiene valor comestible. Hay quienes los llaman “sombrillitas”.
POR EL BOSQUE DE ARAUCARIAS. Los ejemplares altísimos mantienen al sol bien escondido. Es uno de los segmentos más frescos de la caminata.
EN MUY BUEN ESTADO. Los senderos lucen despejados, así que la placidez de las caminatas está asegurada.
EL ACCESO. El Jardín está ubicado en la Reserva Experimental Horco Molle (UNT) y se lo puede visitar todos los días, de 9 a 18.